noviembre 18, 2025

Cómo hacer una Masa Madre desde Cero

 Hacer una masa madre no es complicado. Solo necesitás harina, agua y un poco de paciencia. Lo que buscamos es activar los microorganismos naturales de la harina para que fermenten y puedan levantar nuestro pan. Nada más, nada menos.



Ingredientes y Materiales

  • Frasco pequeño con tapa.
  • Cuchara.
  • Harina (blanca, integral, centeno… cualquiera sirve).
  • Agua potable.


Día 1 — Iniciar la Vida

En un frasco mezclá:

  • 2 cucharadas de harina integral
  • 1 cucharada de harina blanca
  • Agua suficiente para lograr una textura espesa, tipo papilla o engrudo.

Limpiá los bordes del frasco y tapalo. Nada de gasas o telas: tapa firme.

Dejalo reposar entre 20 °C y 26 °C.

Día 2 — Primera Alimentación

La mezcla estará más líquida. Normal.

Agregá:

  • 2 cucharadas de harina
  • Un chorrito de agua

Volvé a dejarla espesa. Tapá y dejá reposar.

Día 3 — Empieza la Actividad

Ya deberían verse burbujas y un aroma ligeramente ácido.


Volvé a alimentar igual: harina + agua hasta textura espesa.


Marcá el frasco y dejalo 2–3 horas a unos 25 °C.

Si duplica o triplica, ya va tomando fuerza.


Si subió y luego bajó, no la tirés. Solo la alimentás otra vez.

Días 4 a 6 — Fortaleciendo la Vida

Repetí el proceso:

  1. Alimentar (harina + agua).
  2. Mantener textura espesa.
  3. Tapar.
  4. Dejar 24 horas.

Una masa madre lista duplica en 2–3 horas después de ser alimentada.

Esa es la señal de que ya está lista para usar en tus panes.

Consejos Prácticos

  • No la tirés si baja: se recupera rápido con una alimentación.
  • Mientras más la alimentás, más fuerte y rápida se vuelve.
  • La textura espesa permite ver mejor el crecimiento.
  • Una masa madre madura tiene aroma ácido, burbujas y una textura aireada, casi como mousse.


Reflexión Final

La masa madre enseña paciencia. No responde al apuro, pero sí al cuidado constante. Día a día, en silencio, se llena de vida y transforma la harina en algo que alimenta. Así también obra el Señor en nosotros: en lo pequeño, en lo simple, en lo cotidiano. Con constancia y confianza lo que parecía poco se convierte en Pan que sostiene  


noviembre 14, 2025

¿Qué es la Masa Madre?

 Muchos todavía se preguntan: “¿Qué es exactamente la masa madre?” Y la verdad es simple: la masa madre es levadura. Sí, levadura. La misma idea que se usa para hacer pan desde siempre, pero en su forma más antigua, natural y artesanal.



Mientras la levadura que compramos en el supermercado es un producto industrial, la masa madre nace de algo tan básico como harina + agua + tiempo. Nada más. Con eso, se despierta todo un mundo de microorganismos vivos que fermentan la masa y hacen crecer el pan, igual que cualquier levadura.

¿En qué se diferencian?

1. Velocidad

  • Levadura comercial: es rapidísima. En una o dos horas ya tenés el pan listo para hornear.
  • Masa madre: trabaja despacio. No corre, no improvisa. Se toma su tiempo… y lo convierte en sabor.

2. Antigüedad

La masa madre es la levadura más antigua usada por la humanidad. Se hacía pan con ella miles de años antes de que existiera cualquier fábrica. Nació por accidente: harina, agua y los microorganismos del ambiente hicieron lo suyo.

3. Sabor

Aquí está la diferencia definitiva:

  • Si abusamos de la levadura comercial, el pan sube rápido… pero queda sin carácter.
  • La masa madre, al fermentar lentamente, desarrolla aroma, profundidad y ese sabor que uno reconoce al primer bocado.

4. Microorganismos

  • Levadura comercial: es una sola especie, muy rápida y muy eficiente: Saccharomyces cerevisiae.
  • Masa madre: es una comunidad completa donde viven
    • levaduras naturales (producen alcohol), y
    • lactobacilos (producen ácido).

Por eso el pan con masa madre puede tener un sabor más complejo, entre suave y ligeramente ácido, según cómo se cuide.

5. El olor

Sí, huele “raro”. Pero es fermento, como el yogurt, la cerveza artesanal o una fruta madura. Es vida trabajando.

En resumen

La masa madre es levadura artesanal, lenta y llena de carácter.

La levadura comercial es levadura industrial, rápida y eficiente.

Las dos funcionan, pero la masa madre tiene algo que no se puede fabricar: tiempo, sabor y tradición.

Reflexión final

En la cocina, igual que en la vida, el tiempo transforma.

El pan hecho a prisa llena, pero no marca.

El pan que madura despacio, con paciencia, tiene sabor… tiene historia.

Así también obra Dios con nosotros: Él no nos apresura, nos fermenta el corazón despacito, día tras día, hasta que damos fruto.

Porque lo bueno —lo verdaderamente bueno— siempre toma su tiempo.


noviembre 13, 2025

Pancitos de Tapa Dulce y Marañón

Un pan con sabor a hogar

En la Cocina de Luis nos gusta seguir el ritmo del alma y de las estaciones.

Hay días en que el horno pide algo distinto, algo que huela a hogar.

Así nació esta receta de Pancitos de Tapa Dulce y Marañón, hechos con mantequilla, levadura y ese toque tradicional de la tapa dulce que nos recuerda las meriendas de antes.

No llevan masa madre, aunque también puede hacerse con Masa Madre en vez de levadura, pero sí llevan algo mejor: paciencia, cariño y fe, tres ingredientes que no fallan nunca.



Ingredientes (para 12 pancitos)

  • 1/2 taza de leche tibia (120 ml)
  • 2 cditas. de levadura instantánea
  • 2 cditas. de polvo de hornear
  • 160 g de tapa dulce (rallada o derretida con 2–3 cdas de agua caliente)
  • 3 huevos (150 g aprox.)
  • 4 tazas de harina todo uso (520 g aprox.)
  • 1 cdita. de sal (5–6 g)
  • 200 g de mantequilla blanda
  • 3/4 taza de mezcla de nueces y marañones picados grueso (80–100 g aprox.)
  • 1 huevo batido para barnizar



Preparación

  1. Disolvé la tapa dulce en 2–3 cucharadas de agua caliente hasta formar una miel espesa.
  2. En un tazón grande o batidora, mezclá la leche tibia con la levadura, la tapa dulce derretida, el polvo de hornear y los huevos.
  3. Agregá la harina y mezclá hasta integrar. Incorporá la sal.
  4. Amasá 3–5 minutos. Si la masa está muy blanda, añadí un poquito más de harina.
  5. Incorporá la mantequilla poco a poco y seguí amasando hasta que la masa quede lisa y suave.
  6. Añadí las nueces y marañones picados, solo lo justo para distribuirlos.
  7. Colocá la masa en un bowl aceitado, cubrí y dejá reposar 1 hora o hasta que duplique su tamaño.
  8. Dividí en 36 bolitas pequeñas y colocá 3 bolitas por molde o en moldes de muffin (te saldrán 12 pancitos).
  9. Dejá levar 1 hora más, barnizá con huevo batido y, si querés, espolvoreá un poquito de tapa dulce rallada o nueces encima.
  10. Horneá a 180 °C (350 °F) por 20–25 minutos, hasta que estén dorados y perfumados.
  11. Enfriá sobre rejilla… si logran llegar fríos antes de que alguien se los coma. 

A veces, una receta sencilla nos recuerda que el amor de Dios también se manifiesta en las cosas cotidianas:

en el pan compartido, en el aroma que llena la casa, en el descanso del alma al final del día.


Jesús dijo:

“Yo soy el pan de vida; el que viene a mí no tendrá hambre.”

— Juan 6,35


Que cada pancito nos ayude a recordar eso:

que cuando compartimos, el Señor mismo se hace presente entre nosotros


Camarones salteados con arroz casero

Un plato sencillo, sabroso y hecho con cariño

Hay días en que uno no quiere complicarse, pero sí comer bien.

Tenía un poco de arroz ya preparado y unos camarones frescos… y con apenas unos minutos en la cocina salió este plato lleno de sabor. No hace falta mucho: solo ingredientes sencillos, fuego vivo y ganas de disfrutar algo hecho en casa.

El resultado fue tan bueno que vale la pena compartirlo. Aquí va la receta, tal como la preparé.



Camarones salteados con arroz casero

Ingredientes (1–2 porciones):

  • 10–12 camarones medianos, limpios
  • 1 taza de arroz ya cocido
  • ½ cebolla pequeña picada
  • 1 diente de ajo picado
  • ¼ chile dulce (pimiento) picado
  • 1 cda de aceite
  • Sal y pimienta al gusto
  • (Opcional) un chorrito de salsa inglesa o soya
  • (Opcional) un toque de mantequilla o jugo de limón
  • Cebollino y cilantro fresco picado para terminar

Preparación

  1. Saltea los vegetales:
    En una sartén con un poco de aceite, sofreí la cebolla, el ajo y el chile dulce hasta que doren y suelten su aroma.
  2. Agregá los camarones:
    Condimentalos con sal y pimienta. Cocinalos unos minutos por lado, hasta que estén rosados.
  3. Incorporá el arroz:
    Añadí el arroz cocido y mezclá bien para que tome todo el sabor del salteado. Si te gusta, poné un chorrito de salsa inglesa o soya.
  4. Final y frescura:
    Apagá el fuego, agregá el cebollino y el cilantro fresco. Unas gotas de limón o una pizca de mantequilla realzan todo.


Un plato sencillo, rápido y con ese gusto que solo da cocinar con lo que uno tiene a mano.

Ideal para esos días en que el cuerpo pide algo sabroso y el alma, algo tranquilo.