julio 25, 2018

Risotto, Generalidades



Los italianos lo definen como: "minestra asciutta", es decir, sopa seca, lo que parece contradictorio sin serlo, significa que el resultado debe ser cremoso, pero no caldoso y para ser comido con tenedor.
El risotto y, asimismo, la pasta son platos que requieren cierta experiencia, si se desea resultados con altos niveles de excelencia, pero una vez que se han preparado, pocas veces se convierten en algo fácil y grato de preparar por los resultados que, aun sin llegar a la perfección, pueden satisfacer a todos por igual.

Los italianos dicen que debe ser "legato", es decir, unido, ligado, unido como un todo, lo que se logra mejor y aunque no imprescindiblemente, con un arroz apropiado, que cede lentamente almidón a lo largo de la cocción, de allí su método de cocimiento, agregando el líquido poco a poco en pequeñas porciones sucesivas para que se vaya haciendo la crema que unirá los granos enteros y al dente, formando un todo que al servirlo en el plato, se extienda suavemente sobre él en la forma que los italianos llaman "all’onda", como una ola suave.

En el risotto, el arroz se cocina absorbiendo el líquido poco a poco, a la velocidad que la absorción lo permite y a la cual el arroz cede el almidón, para que poco a poco se vaya formando la crema de qué hablamos antes, sin que el arroz esté en ningún momento sumergido ni que le falte líquido, por eso el líquido, siempre a punto de hervor, debe agregarse sucesivamente por partes y en pequeñas cantidades, a fuego mediano más bien fuerte y revolviendo constantemente, de manera que lo que no es absorbido se evapore y el almidón (amilopectina) salga en coincidencia para hacer la crema.

Si el arroz contiene poco almidón o se cocina muy rápidamente o a fuego demasiado fuerte tenderá a separarse. Si contiene poco o se cocina a fuego muy lento tenderá a quedar pegostoso. No debe ser ni lo uno ni lo otro. Los italianos dicen que el risotto debe quedar "mantecato", es decir cremoso. Su aspecto final recuerda el de nuestro arroz con coco recién preparado. De las recetas que se incluyen en esta página, la de Risotto a la Milanesa, es la más clásica y básica, la cual una vez perfeccionada puede servir de base para cualquier otro risotto.

El risotto puede hacerse con cualquier tipo de arroz. La variedad índica, que es más duro y vidrioso, cede almidón con mayor dificultad, manteniéndose los granos separados aún después de cocimiento largo. Aún así, cualquier arroz cederá algo de almidón, que con el líquido formará una crema, aunque no sea la ideal para el risotto.

Los italianos, especialmente los del norte (Lombardía, Piemonte y Veneto), puristas en cuanto al risotto que es su especialidad y plato típico, exigen excelencia y consideran, con razón, que para obtener un buen risotto es necesario usar arroz de la variedad japónica, menos compacto y vidrioso y que cede fácilmente almidón bajo la acción  del  cocimiento.

En Italia mercantilmente se distinguen cuatro tipos de arroz: "común" de grano opaco o perlado, poco resistente a la cocción y apropiado para sopas; "semifino", perlado, pero más resistente a la cocción que el común, entre ellos el denominado "Vialone nano"; el "fino", vidrioso y resistente a la cocción y por último el "superfino", vidrioso y muy resistente a la cocción entre los que se citan el "Arborio" y el "Carnaroli", el primero muy sensible al tiempo de cocción por lo que debe usarse con atención. Los italianos prefieren estos dos últimos para preparar el risotto. En el Veneto el "Vialone nano".

El risotto siempre se termina de hacer agregando mantequilla y queso parmesano, justo antes de pasarlo a la bandeja de servir. Deber ir a la mesa de inmediato pues la tardanza en servirlo puede significar que se siga cocinando y se ponga pegostoso. 

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